Por Bruno Berardi

Cuando uno sale del cine para comentar una película, siempre habrá alguien que te diga esa clásica comparativa de “el libro es mejor”.  No todos vemos ambos formatos para compararlos, a veces queremos verlos para ver lo que ocurre después, lo que no nos mostraron en pantalla. A veces quedamos decepcionados al ver uno de las dos. Un personaje que amamos no salió, un cambio en la trama, o hasta una historia totalmente diferente. Pero alguna vez se han preguntado, ¿Qué se necesita para hacer una buena adaptación?

Según el Diccionario de la RAE, adaptar es “modificar una obra científica, literaria, musical, etc. para que pueda difundirse entre un público distinto de aquel al cual iba destinada o darle una forma diferente de la original”.

Las adaptaciones no son copias. Son interpretaciones que formulamos para cambiarlo y que se adapte a otro formato. Es un gran reto para cualquier medio, pero en la actualidad son proyectos de alto presupuesto y muy apreciados. Por ello, es importante saber los fundamentos necesarios para crear una adaptación que aprecien los fanáticos de la obra original.

            Primero que nada, todo buen trabajo visual, requiere un análisis detallado del guion. Sin ese elemento indispensable, es como tratar de construir una casa sin el diseño del arquitecto.  La base del éxito, tanto en los libros como en su adaptación, requiere de la profundidad de la historia, las locaciones, el tiempo y los personajes que la componen.  Para transformarse, el texto debe transcribirse, en base a sus necesidades sin perder la esencia característica que los lectores consiguieron al empezar esta historia. La única forma de entenderla es leyéndola.

Toda historia ya ha sido escrita. Lo único que cambia es el enfoque. Con la amplia diversidad de medios disponilbes para su adaptación; novelas, teatro, cuentos, cómics, películas, series… En base al formato, también tomamos la decisión de si ampliar o acortar el contenido de la historia. Y finalmente elegimos si el contenido de la historia será el mismo o no. Es un punto de inflexión importante a lo largo del trayecto, incluso después de su publicación.

“El público es más difícil de complacer si solo les das efectos, pero son fáciles de complacer si se trata de una buena historia.”

Steven Spielberg.

            Es importante saber que una adaptación cinematográfica puede ser una historia totalmente diferente a la que conocemos en el libro. Son dos mundos totalmente distintos, por ende requieren dos respuestas distintas. Una cualidad que deja una libertad gratificante al escritor, es la descripción de los escenarios donde todo se desarrolla, o las emociones que acomplejan a nuestros protagonistas. El contenido de las palabras y las metáforas podrá ser sustituido por luces, encuadres o música del cine. En el formato visual, no siempre vemos claramente lo que piensan, pero nos deja explorar mejor el mundo y las acciones de los personajes, en especial, los secundarios que dan mayor diversidad a las tramas para un desarrollo más diverso.

            Otra ventaja que tienen los libros es su capacidad casi infinita de presentar personajes y jugar con sus descripciones. En lo audiovisual, por el contrario, ese número de actores está limitado por el tiempo y la capacidad de atención del espectador o la duración establecida para dicho formato. Esto también permite la creación de historias secundarias, como spin offs o series complementarias de personajes populares, un ejemplo de esto es la serie de TV La cúpula (basado en el libro de Steven King). Al mismo tiempo, podemos presentar secuelas o precuelas que complementen la historia original y satisfagan la curiosidad de los fans.

            Una buena forma de comprender el proceso de la adaptación fue descrita por el guionista Eugene Vale al director Lewis Milestone: “Si usted quiere producir una rosa, no tomará la flor y la pondrá en la tierra. Esto no daría como resultado otra rosa. En cambio tomará la semilla y la sembrará. De ella crecerá otra rosa”. Lo mismo aplica a las obras literarias o teatrales, no puedes plantar una escena o capítulo completo en la tierra de lo visual, el resultaró no será lo esperado. Es la libertad de como cultivarlo y sembrarlo, ya sea basado, inspirado o recreado, el método no importa. Al final el resultado tiene una parte de nosotros como nuestra visión de una obra que disfrutamos.

            Una de las adaptaciones más discutidas en todos los tiempos es la trilogía del Señor de los Anillos, ya que logró mantener la naturaleza de la historia original. Las modificaciones realizadas por las necesidades del formato, no molestaron a los fans de la saga escrita y permitieron el entendimiento de los que presenciaron primero la película que el libro, gracias a la estructura bien elaborada del universo en el que reside la historia o Worldbuilding, sin necesidad de hacer una explicación detallada.

             Otro factor clave que los guionistas toman del escrito original para las bases de la película, es la simplicidad que aporta el cine. Una película es un relato cerrado sin muchas interpretaciones directas. En la novela, vemos adicionales como citas, anexos, pies de página, anotaciones, contradicciones, o hasta lecturas paralelas. El límite de tiempo en la película se vuelve un reto que los guionistas enfrentan constantemente. Su versatilidad para mostrar las acciones fundamentales que generaron la evolución de los personajes, nos muestran su visión de la trama.

“Ninguna cultura puede avanzar sin una narrativa sincera e intensa. Cuando una sociedad experimenta de forma repetida pseudohistorias brillantes y vacuas, degenera. Necesitamos verdaderas sátiras y tragedias, dramas y comedias que iluminen los oscuros rincones de la mente humana y de la sociedad.”

Robert Mckee.

Otro punto indispensable al entrar en el reino de la adaptación son las barreras de seguridad que debemos vigilar, los derechos de autor. Todas las obras tienen derechos de autor, tanto morales como patrimoniales. Los morales se presentan en el momento en el que empezamos a escribir. Los patrimoniales son registros físico o contratos de la obra. A menos que sean en casos especiales, debemos tener una autorización escrita del autor o de sus herederos para hacer la adaptación. Si es solo una mención de la historia, es necesario una citación.

Con todo esto presentado, sabemos que esa mezcla de escritor y director no parece tan sencilla como se planteaba. En lo personal, en estos casos, el director debe ser una mezcla de un cercenador detallado, y un fanático que conoce mejor la historia que el propio escritor. De esa forma no solo llevas tu voz y la del escritor a un público mayor. En un mundo donde prima lo audiovisual, esta herramienta se vuelve indispensable. Esa es la razón por la que siempre damos paso a la curiosidad por conocer la siguiente adaptación, no es una comparativa, en un agregado.

Hoy en día, las adaptaciones se han enfocado en la creación de series y contenidos amplios basados en las sagas de los videojuegos más populares. A pesar de su popularidad, eso no garantiza el éxito en el nuevo formato. Un ejemplo de una adaptación poco popular, fue la reciente serie de Halo en Prime Video. Si lo comparamos con la respuesta que tuvo la serie de The Last of Us, vemos la inclinación que tiene los fanáticos por una adaptación bien desarrollada, manteniendo el núcleo de su historia. Otros ejemplos exitosos fueron The Witcher o Arcane, que mostraron un sendero diferente a la historia original, pero manteniendo el estilo y universo original.

Tomar la decisión de hacer una adptación significa tener una gran responsabilidad en tus manos. Nos maravillamos con la belleza de otro artista, que queremos formar parte de ellla. Eso no nos vuelve menos orginales. Pero el resultado fundamentalemnte dependerá de tu comprensión y cariño que tienes por la historia y el sendero por el que la llevarías. Toda buena adaptación es como una carta de un fan, agradeciendo su extraordinario trabajo ,deseando ser parte de ello y llevando su historia a un nuevo estilo.

 

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